¿La bomba en el CAI de Soledad 2000 se pudo evitar?

Es la pregunta que se hace la ciudadanía un año después del atentado perpetrado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que dejó cinco policías y dos civiles heridos. 

Barranquilla y su área metropolitana eran un caos hace un año. Las calles vivían un frenesí después de la bomba, un día antes de la de Soledad, que ya tenía a la Policía Nacional herida y diezmada.

Las cadenas en las redes sociales difundían noticias falsas a cada hora. Las ambulancias no tenían descanso y la guardia debía estar arriba, pues habían muerto 6 uniformados y 43 estaba heridos, en el atentado en la Estación de Policía del barrio San José. 

La Policía debía apagar este pánico que tenían los ciudadanos que, en muchas ocasiones, reportaron artefactos sospechosos en varios puntos de la ciudad. Así transcurrió el sábado 27 de enero de 2018. 

Altos cargos de la cúpula de la Policía Nacional se encontraban en Barranquilla, investigando lo que pasó en San José. 

Ya había sido capturado Cristian Camilo Bellón Galindo, a quien le hallaron un dibujo con el CAI del barrio El Carmen, es decir, que el de San José no iba a ser el único ataque armado.

En la madrugada identificaron al segundo autor del acto terrorista Jefferson Torres Mina, quien se había ido del departamento del Atlántico y había sido visto en la Terminal de Transportes de Bucaramanga. 

La Policía debía estar alerta y con la seguridad in extremis. Sin embargo, eso no fue así. 

Los demás CAI y el resto de Estaciones de Policía debían estar blindados de seguridad, pero la guardia se bajó y el descuido se pagó caro a las 4 de la mañana del 28 de enero. 

Los habitantes del barrio Soledad 2000 fueron despertados de manera abrupta. El CAI de estaba completamente destrozada. El terror tocaba al municipio. 

La zona se llenó de gente. La Policía acordonó el lugar y había hermetismo y siete personas heridas. 

El comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, Mariano Botero Coy, llegaría al sitio y a las 6 de la mañana entregaba la siguiente declaración: "Al parecer este elemento tiene relación con el que explotó el día de ayer en la estación de Policía del barrio San José. Al parecer fueron instalados de manera simultánea".

Se hayan instalados al mismo tiempo o no, la Policía fue "cogida con los pantalones abajo". Lo de San José fue sorpresivo, pero esto se pudo prevenir o evitar. 

La zona quedó descubierta y fue aprovechada por Dalila Duarte Martínez y Nilson Mier Vargas, quienes según la Fiscalía, habrían detonado el artefacto en el CAI de Soledad 2000. 

En su casa, en el barrio El Ferry de Soledad, donde le dieron alojamiento a Bellón Galindo y Torres Mina, encontraron materiales para diseñar artefactos explosivos. 

Un año después y los capturados no han sido condenados por estos hechos. Además, la comunidad sigue esperando el nuevo CAI. 

Al igual que en la Escuela de Cadetes de Bogotá, la Policía se descuidó y fue atacada de manera vil. En la capital, debieron tener en cuenta que el mes de enero, es la época del año predilecta del ELN para realizar estos atentados. 

En Soledad 2000, la alerta mermó y por poco, no hubo muertos.